La limpieza facial es el primer paso fundamental de cualquier rutina de cuidado de la piel. Teniendo en cuenta que el rostro es la parte más importante del cuerpo para el 60 % de las mujeres, este paso no debe descuidarse.
Elimina las impurezas que la piel acumula (sebo, transpiración, células muertas, bacterias, cosméticos, filtros solares, maquillaje, polvo y otras partículas contaminantes) para prepararla para el resto de tratamientos.
Sin esta limpieza esencial por la mañana y la noche, la piel se asfixia: la película hidrolipídica deja de ejercer su papel protector y los poros se taponan. Como resultado, aparecen imperfecciones (puntos negros y manchas) y la tez se apaga y es irregular.
Para las pieles mixtas o grasas con tendencia acneica, la limpieza es incluso más importante, puesto que tienen un exceso de sebo. La limpieza debe eliminar todas esas impurezas sin atacar la piel.
Testado bajo control dermatológico